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Giusseppe Verdi
(1813-1901)

       Joseph Fortunino Francesco, Giusseppe Verdi, nace en Roncole (Parma, Italia) el 9 ó 10 de octubre de 1813, haciendo siempre alarde de que su apellido coincidía con las iniciales de la leyenda Vittorio Emmanuelle Re D'Italia , signo evidente de un patriotismo militante que nunca ocultó en sus obras.

       En 1823 comienza a estudiar música con P. Baistrocchi, ampliando sus conocimientos en el Liceo de Busseto con Fernando Provesi.

       Ya en 1831 se instala en la casa de Antonio Barezzi, protector económico y futuro suegro del joven músico, fracasando un año después, 1832, su intento de ingresar en el Conservatorio de Milán debido a su deficiente preparación. Es por ello por lo que decide tomar lecciones con Vicenzo Lavigna, alumno de Paisiello, convirtiéndose en 1836 en Maestro de Música en Busseto al tiempo que contraía matrimonio con la hija del que fuera su protector, Margherita Barezzi.

       De regreso a Milán en 1839 representa con éxito Oberto , lo que le supone al compositor tres nuevos encargos por parte del Teatro alla Scala y un contrato con la editorial Ricordi de Milán.

       En 1842, tras el fracaso de 1940 de su ópera buffa Un Giorno di Regno osia Il Finto Stanislao, se inicia una época de esplendor, triunfa con Nabucco, en 1851 estrena Rigoletto y en 1853 se representa La Traviata, aunque esta última con desigual éxito en Venecia y Nápoles.

       Diez años después de su paso por el Parlamento Italiano como diputado en 1861, llegan dos de sus mejores óperas, Aida, en 1871 y Otelo en 1887, aunque su fama internacional la había logrado ya en 1862 cuando se representa La Fuerza del Destino.

       Verdi muere en Milán el 27 de enero de 1901 a los 87 años, en 1896 había creado un asilo para músicos jubilados.

       En Verdi se unen la música y el hombre que se apasiona por los acontecimientos políticos que tienen lugar en su época. Inspirado y amante del drama, buscó más los sublimes contrastes líricos que la perfección orquestal e instrumental de sus óperas. En éstas, a no ser las que recrean las tragedias de Shakespeare, se denota el liberal y progresista espíritu del compositor que llegó a representar, incluso con su nombre, el amor patriótico y nacional por su patria. De hecho, decir Verdi e Italia sería practicamente lo mismo.

       Musicalmente fue a través de la enseñanza privada la que le da los rudimentos que el compositor sabría convertir en arte. A diferencia de Bellini, Rossini o Donizetti, trabaja la música sin cuidar la forma clásica, que sustiuye dando a las secuencia dramáticas el giro apropiado.

 
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