La extraordinaria subida de las tarifas telefónicas en España suponen, en nuestra opinión una de las mayores aberraciones tecnológicas que se ha cometido en este siglo en España. Una internet casi monográficamente escrita en inglés, encuentra ahora gracias a Telefónica y al gobierno que la respalda, con un campo aún mayor para imponer el, por otro lado respetable, idioma anglosajón con efectos erga omnes.

        Resulta sorprendente que un año después de que el Senado español estudiara el tema internet y vislumbrara un idílico futuro bajo el lema españolizar la internet, el gobierno responda con un castigo a los que utilizan la red en España. ¿Qué empresa va a querer invertir en la red, si el gobierno castiga a los posibles clientes? o lo que es lo mismo, ¿qué empresa querría abrir un local en una isla desierta?.

    Aún más sorprendente es que la única crítica parece venir de los usuarios y sus organizaciones. Los empresarios no han protestado casi en absoluto, debido, seguramente a que la mayor parte de las empresas españolas no sobrevivirían en una internet donde los norteamericanos dominan el mercado de forma absoluta.

    España sigue con su lema decimonónico: que inventen ellos.
 
 

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