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 Por Enrique González
         roy@anit.es

¿Qué crisis?

        Es cierto que hoy se respeta mucho más la música que se hace, pero también es verdad que es un respeto excesivo. De las críticas que leo en los periódicos creo que no he leído ninguna que sea negativa acerca de los diferentes estrenos de obras nuevas...
 
        A veces echo de menos los silbidos, los tomates, las gallinas y toda la parafernalia que se lanzaba a un director inepto, una torpe orquesta o una obra que no había gustado, porque demostraba que el público estaba vivo y se dejaba arrastrar por las pasiones.
 
        Ahora si presencias el estreno de cualquier obra y no te gusta, como mucho no aplaudes, aunque es inevitable sentirte cohibido ante los aplausos cálidos de los intelectuales y demás distinguido público y ante las generalmente positivas y a mi entender excesivamente respetuosas críticas del día siguiente.
 
        Sin volver a derramar la sangre, creo que  debemos volver a empaparnos de la pasión que antes se vivía por la música en vivo.


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