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En Milton Babbitt se da una curiosa combinación que nos trasporta a los antiguos sabios. Interesado por la música y las matemáticas desde su infancia, siempre permutó la una con la otra hasta que supo casarlas en una visión musical de ritmo maquinal, influído por el dodecafonismo de
Arnold Schoenberg, y por sus propias incursiones en la música electroacústica.Nacido en
Filadelfia (EE.UU.) el 10 de mayo de 1916, estudia violín, clarinete y, más tarde, saxofón, mientras seguía las clases ordinarias con la intención de ingresar en la universidad. Y así lo hizo en 1931, cuando se matricula en Pennsylvania en la Facultad de Matemáticas, aunque, al mismo tiempo, se sumerge en la obra de Varèse y Stravinsky, investiga la de Schoenberg y toma clases con Sessions.Una vez licenciado, su carrera profesional va igualmente en paralelo: en
1943 será Profesor de Matemáticas de la Universidad de Princenton, en 1948 Profesor de Música en la misma Universidad, en la que llegará a ser Catedrático (de Música) en 1960.Babbitt ha conseguido el Premio Joseph Bearns (por la obra
Music for the Mass I de 1941) en 1942; y el Premio a la Crítica de la Ciudad de Nueva York en 1949 con la obra -dodecafonista- Composition for four instruments, y en 1964 por Philomel.